
Los espíritus malignos pueden haber sido enviados aún por los espíritus protectores, si la persona se ha comportado mal, si no realizó las ceremonias tradicionales, si ha desconocido las tradiciones o se ha burlado de ellas, si ha cazado, pescado o recolectado sin haber solicitado permiso previo de caza o recolección al espíritu dueño de la especie -sea esta animal, vegetal o mineral-, si ha ingerido estos alimentos sin agradecerlos y, principalmente, por no respetar las leyes de la etnia.
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